La escoba de Zaratustra

El tiempo es la distancia entre dos acontecimientos; no es lineal, sino multidireccional. Así, lo simultáneo luce dos veces breve y da la ilusión de un eterno retorno. Nada hay aquí, pues, de largo aliento, y poco es verdadero. Todo lo que aquí sucede, sin importar cuándo, lo barre Zaratustra con su escoba. ¡Bienvenidos!

martes, 2 de marzo de 2010

Las flores ebrias

*Foto: Brian Hoover
1.
Tengo un balcón lleno de flores ebrias, sinuosas, tartamudas. Así ahogan su dolor por vivir arrancadas de tajo. También tengo dos gatos que huyen de ellas.

2.
Regué las flores con tequila. Cantaron rancheras hasta el amanecer.

3.
Los mariachis cayeron y las flores cantaban esparcidas sobre ellos, jubilosas. Los gatos durmieron una siesta en esos vientres que parecían tejados.

4.
Las flores se han embriagado con pulque y seducido al quiote del vecino. Toda una orgía en la soledad de los balcones.

*Foto: Carrie Anne Baade
5.

Regué las flores con vodka. Ahora están cantando “La internacional”.

6.
A las flores que cantan en el balcón se les ha sumado todo un coro en el Viaducto. Algo digno de verse. Y el cielo está rojo, rojo, rojo.

7.
Una flor, aún trastabillante, ha quedado prendada del quiote y lo mira desde la ignominia de su timidez. Él, satisfecho como está, la ignora; quizá piensa que todas son iguales.

8.
Me he quedado sin flores. La policía las arrestó por escándalo en la vía pública.

*Foto: Robert Stever Connet
9.
Las flores salieron bajo fianza. Acordaron trabajar para pagarme. Están vendiendo sidral como champaña en el Viaducto.

10.
Mientras estuvieron en la cárcel, las flores no dejaron de cantar “La marsellesa”. Los de la delegación maldijeron toda la noche a los franceses.

11.
Las flores ebrias trabajan trago a trago. Siempre se emborrachan más de lo que ganan.

12.
En la cárcel, la flor enamorada recobró la cordura: una hora de vómito y estaba como nueva.

Foto: Reinhard Schmid
13.
Una ronda de rones y las flores comenzaron con aquello de Cuba sí, yanquis no. ¿Y Fidel?, preguntó el quiote. Ellas alzaron los hombros y encendieron los habanos.

14.
El quiote tuvo un retoño. Las flores, en plena ronda de mezcales, se preguntan quién de ellas lo preñó. Todas lo niegan.

15.
Entre ríos de rones que aún bañan el balcón, flores de aire mulato bailan rumba, calzan boina y gritan: ¡Viva Cuba libre! Pero ninguna flor vecina les responde.

16.
Un poco de vino y las flores se han desnudado de la cintura para arriba. De los balcones vecinos salen catalejos.

*Foto: Robert Steven Connet
17.
Las flores, que borrachas y desnudas veían doble, perdieron todo en el póker: el balcón, los gatos, yo. Perdieron todo.

18.
Hoy se han ido al hipódromo (el quiote, además de padre soltero, es un chismoso). El hogar yace oscuro. Yo soy de alguien que no recuerdo. Las extraño.

19.
Nos han devuelto, pero no están ellas. Es de noche. Los gatos y yo maullamos juntos bajo las farolas del Viaducto.

20.
Las flores, húmedas de aguardiente y arrepentimiento, se ofrecieron en todos los balcones: danzaron en herrerías, se abrieron nocturnas a la lluvia de agosto. Cuando hubo suficiente, recuperaron el apartamento, los gatos, la cotidianidad de nuestros días. Saben amar las flores de esta casa.

5 comentarios:

  1. -- salud por esas flores y su poesia que embriagan los sentidos!!!

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  2. Salud, querido pato. Muchas flores ebrias para ti. Un besote.

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  3. Ya te habí dicho, Yolanda, que esta serie me parece buenísima en sus imágenes y su juego. Y sí, termina un borracho

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  4. Bueno, tan borracho que me comí no sé cuántas letras

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